La Realidad
Alguna vez has mirado las manos temblorosas de un hambriento que, con el último aliento de orgullo, intenta disimular al tomar la comida que le ofreces?
Te viste en los ojos cristalinos del adicto a las drogas mientras te daba las gracias por ir a visitarlo en sus esfuerzos por regenerarse, ya desahuciado por familia y amigos?
Has sentido el tímido latir de un bebé recién nacido, abandonado por sus padres, el VIH consumiendo lentamente su vida? Lo has cargado y mecido hasta dormirlo? Has sentido el calor de su cuerpecito? Sus deditos abrazando tu dedo indice?
Ves ahora porqué no tengo tiempo para tus bagatelas benéficas en restaurantes lujosos, tus simposios de critica social en Hoteles cinco estrellas, tus teorizaciones sobre el imperialismo y tus foros de discusión sobre cómo “liberarse del sistema” entre copas de vino español y quesos selectos?
No tengo tiempo para esas estupideces, porque a ellos tampoco les queda tiempo para eso.
Te viste en los ojos cristalinos del adicto a las drogas mientras te daba las gracias por ir a visitarlo en sus esfuerzos por regenerarse, ya desahuciado por familia y amigos?
Has sentido el tímido latir de un bebé recién nacido, abandonado por sus padres, el VIH consumiendo lentamente su vida? Lo has cargado y mecido hasta dormirlo? Has sentido el calor de su cuerpecito? Sus deditos abrazando tu dedo indice?
Ves ahora porqué no tengo tiempo para tus bagatelas benéficas en restaurantes lujosos, tus simposios de critica social en Hoteles cinco estrellas, tus teorizaciones sobre el imperialismo y tus foros de discusión sobre cómo “liberarse del sistema” entre copas de vino español y quesos selectos?
No tengo tiempo para esas estupideces, porque a ellos tampoco les queda tiempo para eso.
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