A Mario...

a quien dirijo estas letras
pobres, baladíes, sin esperanza de eco alguno.

a usted
que me habló de Treguas y Destierros
de Cumpleaños, de Injusticias
y de poesía

de tanta poesía

voces de vida
de amor y desamor
savia de mi juventud

que en las más desconsoladas soledades
me hicieran compañía.

Ahora se cierra ese paréntesis
y otras bocas doblan en tu nombre

voces te evocan
inmortalizando las tuyas
cuyo eco escucharé mientras viva.

Yo defenderé tu alegría

la que hace años abracé
a fuerza de lágrimas, rabia, e impotencia

de tanto asentirte
en la visita nocturnal de las tristezas
y de las melancolías.

Llegará el momento
en que también me atañe sortear
la frontera autora del silencio que hoy te embarga.

Para entonces
no aspiro al murmullo de voces
haciendo eco de la nimia chispa de las mías

pero quisiera encontrarte junto a otros tantos
sentado en el andén celestial de mis quimeras
y descubrir en tu rostro la sorpresa
de que ciertamente

el paréntesis se cierra
pero la historia no termina.

A nuestro Mario Benedetti (Septiembre 14, 1920 - Mayo 17, 2009), quien me enseñó que
"los ojos cambian, pero jamás la mirada."

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