En Defensa de algo Defendible: La Lengua


Recuerdo que siendo niño mi madre me explicó lo que son lenguas vivas y muertas. Yo no dije nada, pero no entendía que esa atribución se basa en una sola cualidad, y no en el conjunto de condiciones que implica el hecho/acto de "vivir", aunque poéticamente podríamos adjudicárselas todas.

Las lenguas vivas son las que evolucionan vinculadas a un pais, su pueblo, su cultura. Si viajamos a algún lugar escucharemos gente hablando en inglés, chino, hindú, español, y por ahi sigue la cosa.

Lenguas muertas. La sangre que fluye por el corazón latente de un idioma es el pueblo que lo habla. Si no hay pueblo hablándolo, el corazón no late. La lengua se enriquece de lo que ve y escucha. Incorpora palabras, desecha otras y (algo sumamente molesto para mi) transforma algunas. Una lengua muerta? Vive solo en los libros y en la voz excéntrica de algún particular.

El latín es una lengua muerta. El reciente declive de la misa católica de rito tradicional preconciliar ha sido otro clavo en su ataúd. El gaélico, con el que me tropecé escuchando a Enya, está agonizando. Interesantemente, el hebreo ha resucitado. Por eso yo pudiera axiomáticamente decir que mientras hayan dos o mas personas hablando una lengua, y la posibilidad de transferirla, esta no está completamente muerta. Ahora, si por morir queremos decir que no crece, que no evoluciona, entonces si. Pero mas bien sería una especie de parálisis.

De esto pudiera hacer un libro, pero no domino tanto el tema como para escribir al respecto. Además, dudo mucho que ya no haya algo escrito por por entidades doctas en la cuestión. Es solo que me tropiezo de cuando en vez con una que otra cosa, y me llega a la memoria eso que me enseñó mi madre.

Recuerdo cuando leí sobre el Esperanto. Una lengua inventada. Interesante caso ese. Lo considero una demostración de uno de los atributos máximos del lenguaje: no son los científicos, ni los políticos, ni el gobierno, ni los sociólogos, ni los filólogos los que controlan el lenguaje; son los pueblos con su cultura. Es una de las cosas mas democráticas que hay; no todos tienen que estar de acuerdo; es el consenso/acerbo de la mayoría lo que lo encauza. 

Me molesta bastante el que se esté usando el prefijo "para" de manera individual y sin sin ningún tipo de acepción clara. Igualmente me irrita el que el prefijo "dema" sea usado para definir "envidia". Es curioso el que ambos sean griegos, pero no creo que haya una correlación, y al final no importa. Si el pueblo las adopta como parte del regionalismo nada puede hacerse. Moda y conveniencia. Esas son las cosas que popularizan o hacen rebuscada una palabra.

Es precisamente por eso que forzar artificialmente "todes", todxs", "elles", etc. de manera universal no va a funcionar. Ni siquiera funcionaría si lo intentasen como regionalismo. Yo no soy lingüista y lo sé. Eso habla mucho del calibre de los egresados de las universidades de hoy dia.

Lo que desde hace unos días ocupa mi cabeza y me provoca estas letras es la constante satanización de una palabra que hace alusión a una de las herramientas mas vitales de los seres vivos: discriminar.

La capacidad de elegir entre el bien y el mal. Entre un fruto bueno y uno podrido. Entre lo que me conviene y lo que no. Entre algo seguro y algo peligroso. Entre algo caro al detalle y algo barato al por mayor. Elegir correctamente implica inequívocamente saber discriminar.

Recuerdo el discriminante en la formula general de las ecuaciones de segundo grado. Ah, que tiempos aquellos. La Santísima Trinidad me parecía menos misterio que esa vaina.

Discriminar a las personas. Un scout debe saber elegir un buen prospecto de un potencial mal pelotero. Un empleador aspira a poder seleccionar el candidato que mas se ajuste a la plaza y convenga a su empresa. Si me van a representar en una película, deberán escoger de entre decenas de hombres piel canela al mas esbelto y elegante que haya ido a la audición.

No se puede vivir indiscriminadamente. Se puede y se debe evitar usar ciertos criterios errados de discriminación, pero NO SE PUEDE VIVIR INDISCRIMINADAMENTE.

Un ejemplo: Se puede y debe descartar a un hombre blanco para protagonizarme en una película. No me va a representar bien. Pero no se le debe descartar de una posición de empleo solo porque hay "demasiados hombres blancos" en esa área o empresa.

Creo que se entiende el punto, y se entiende por qué elegí ese ejemplo.

Yo personalmente seguiré discriminando, porque es el nombre de una batería de actos que realizo cotidianamente. Burger King o Wendy´s? Premium o Regular? Ahora o mas luego? No puedo elegir sin discriminar. La palabra prevalecerá en mi vocabulario.

Y sugiero a los individuos que están considerando su anatema que hagan un pequeño proceso de algo que se llama "pensar", antes de emprenderla en contra de esta palabra. No pretendo que reviertan su curso. Puede que algún día incluso exhiban esa medalla en su solapa. Es solo que, francamente, en el proceso están exhibiendo algo indeleble a lo que yo llamo pereza cerebral. Otros le llaman estupidez, pero bueno, esa es otra cualidad hermosa del lenguaje, el eufemismo.


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