Escribí en mi muro de Facebook la frase "Quod scripsi, scripsi". Un post un tanto críptico, al no tener contexto.

Así que explico.

Siempre estuvo claro, aunque por momentos nuestro repudio (algo que no es exclusivo de la gente religiosa) nos gana y no lo practicamos: Condenemos el pecado, no a las personas. De hecho, tenemos mas de 20 años en campaña abierta martillando a la feligresía con eso, para que no se menosprecie a quienes han abortado, a los que estuvieron presos, a quienes están en unión ilegítima ante Dios, a quienes tienen tendencias homosexuales, etc.

"El que esté libre de pecado...". Juan 8:1-11.

No necesitamos mas aclaraciones sobre la dignidad de las personas que luchan con tendencias homosexuales; está en el catecismo, numeral 2358.

Pero también tenemos claro que mientras el acompañamiento, el consejo y la advertencia van a las personas, el repudio, el rechazo y la condena DEBEN EXISTIR Y SER DIRIGIDOS a los actos. La propuesta de la iglesia para quienes lidian con esto y quieren mantenerse en gracia es la castidad. La misma castidad que exhortamos mantener a los solteros, consagrados, personas divorciadas pero legítimamente casadas, etc. Por eso el que se hagan de una pareja es estratégicamente contraproducente; es una aberración de la respuesta a "no es bueno que el hombre esté solo...", que atenta abiertamente contra la castidad propuesta. Desde hace casi 10 años pareciera como si decir eso es repudiar a las personas, pero bueno...

Sobre este UNIRSE, este DOS formarse en PARES, es a lo que en el Responsum de Marzo del 2021 se responde "Negativamente" en lo referente a si puede ser bendecido o no. 

Quod scripsi, scripsi. 

Fiducia Supplicans ya no es ni siquiera Overton en acción. Es de un tiro deshacerse de la ventana, o al menos un intento de ello. Es la creación CONSCIENTE de una contradicción en el magisterio de la iglesia, una que quedará disponible a la interpretación nuestra y la de la posteridad, quienes podrán usar su ambiguedad a conveniencia. No seamos tontos. Maduremos.

Digo “consciente”, porque francamente NO PUEDO imaginar UN ACTO DE IMBECILIDAD (dispénsenme la palabra. Estoy usándola en una de sus acepciones, la 2da de la REA, para ser específo. No la uso como insulto) como el de que yo esté escribiendo un documento sobre un tema tan controversial y públicamente debatido, y me "equivoque" PRECISAMENTE en la redacción de las partes más controversiales, potencialmente las que son corazón del texto. 

Tengo como opción pensar que esto fue en alevosía o que fue imbecilidad. Soy caritativo si elijo lo segundo, ¿no? Pero no puedo.

Veo a muchos hermanos contorsionándose intelectualmente y lastimando su cerebro argumentando que hubo un problema de traducción: “Se querían referir a las personas, no las parejas”. Soy profesor de inglés y corrector de estilo por vocación, entre otras cosas. Los errores de traducción no son así. Además de que fue revisado y aprobado por su Santidad, y el obispo argentino designado al dicasterio, que resulta ser ex-rector de una universidad, con múltiples libros escritos. Y de nuevo, ¿Los errores fueron "desafortunadamente" en los puntos más sensibles???

Veo a otros defendiendo que se habla de bendecir parejas, no uniones. Que no se partan la cabeza más. El “sinonimismo” no es un argumento viable en este caso, pero para entretener este razonamiento reflexionemos en que la palabra de Dios no hace distinción: llámele como usted quiera; tanto las uniones ilegítimas como las parejas ilegítimas son reprobables ante los ojos de Dios. Ambas cosas son ilícitas según el catecismo y la Palabra. Y repito lo que decía en párrafos anteriores, el no aconsejar al respecto a estas personas también es pecado; es faltar al mandato del Señor en amar al prójimo como a mí mismo, y en no “corregir al hermano”, con tal de salvar su alma y la mía.

Quod scripsi, scripsi. Lo que está escrito, escrito está. Fiducia Supplicans ya está publicada. Léala. Ya muchos sacerdotes están amparándose en ella. Creo que el próximo IV domingo de adviento (vigilia de la Natividad) veremos en pleno sus efectos. Luego veremos también las aberraciones interpretativas amparadas en su ambiguedad, y la ya acostumbrada abstinencia en amonestar abiertamente a los que se extralimiten. 

Mas temprano que tarde a usted le tocará decidir su posición frente a este documento, claro, respetando la dignidad de quienes lo han redactado y puesto a la disposición de la iglesia.

En su libro epónimo, el profeta Jeremías advierte a través de su encuentro con Ananías sobre las consecuencias para los pastores que mienten y diluyen los preceptos de Dios buscando apaciguar la ansiedad de las gentes.

Y en cuanto al escándalo... Ay! el escándalo y los pequeños en la Fe que bailan enmedio.

Cierro con 1 Timoteo 6: 3-5:

Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.


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