Tendré que hacer Algunos Cambios.

Hace unos días tuve que decir "hasta luego" a Reynol. No está muerto. Los misteriosos caminos del Señor lo han llevado a Colombia, para dar inicio a su preparación como futuro sacerdote.

Todos ya lo sabíamos. No me preocupaba mucho. Sin embargo, no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar. Ese día en que lo vi subir al auto, descubrí cuán fuertes son los lazos de amor y amistad entre las personas. Mas aún, lo doloroso que es romperlos, o en nuestro caso, tensarlos con la distancia.

Si deseo molestarlo, solo tengo que llamarlo, y aún así, tan fácil siendo el contactarlo, lo cotidiano muestra un leve tizne de angustia, una sublime melancolía que a veces se muestra sin velos ni metáforas a través de fotos, el recuerdo de aventuras pasadas, de las frustradas, de algún lugar o comida favorita, de algún chiste o frase acuñada por él, max y yo.

El tiempo y la costumbre se encargan de domar la tristeza, de eso no hay duda, pero a través de ella he descubierto algo más, algo muy interesante para mi. No me he vuelto tan cruel e insensible como pensaba.

La música tiene un ritmo un poquito mas lento, las diversiones son ligeramente menos divertidas, las bromas, menos graciosas. Se le podría llamar de mil maneras, definirlo y describirlo en tantas formas, pero la verdad es que simplemente extraño a mi amigo.

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