Metropolis 6:10pm

Una valla no me deja ver el atardecer. Terrible. Conducía por el elevado de la 27. La tarde caía, la puesta de sol a mi derecha. Un magnífico espectáculo, gratuito a mis ojos. El cielo, el espectro de la montaña, las nubes, todo en el firmamento se ofrecía como montaje y escenario para el acto final: la despedida, teñidos de un naranja ardiente. La magia era tal, tan hermosa y delicada, que estoy seguro de que en algún momento de mi vida la habría descrito como "romántica".

Esperaba ansioso por llegar a la curva en la vía, cuyo giro me otorgaría un distintivo asiento de primera, colocándome con el astro a mis once en punto, pero no contaba con este grotesco letrero promocional de una marca de pegamentos, que ahora oculta el cielo a mis ojos, y me recomienda pegarlo con Alco.

No voy a pegar nada. Su inoportuna publicidad me ha estrellado contra la dura realidad: me encuentro en medio de un congestionamiento de tránsito, tarde para las clases y sin atardecer.

No voy a pegar nada, coño.

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